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Violeta Parra

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Woody Guthrie

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Victor Jara 

Phil Ochs with guitar black and white photo


Phil Ochs

 

Aunque a ninguno de los cuatro cantautores, cuyas canciones hemos reunido en esta obra, le gustaran mucho las etiquetas “cantante de protesta” o “canción protesta”—por considerarlas demasiado limitantes—hay que reconocer que la denuncia en sus canciones siempre fue motivo de atención, tanto de parte de admiradores como de detractores de su arte.   Así lo reconoció Víctor Jara, en una entrevista sobre la Nueva Canción Chilena, que concedió a un reportero en Cuba en 1972:

Decíamos una verdad no dicha en las canciones, denunciábamos la miseria y las causas de la miseria, le decíamos al campesino que la tierra debía de ser de él, hablábamos, en fin, de la injusticia y la explotación. Como todos los medios de información los manejaba la derecha, nos pusieron el apelativo de “políticos” para no darnos cabida en ellos. En la creación de este tipo de canciones la presencia de Violeta Parra es como una estrella que jamás se apagará.

De hecho, como ejemplo de la denuncia presente en muchas canciones del vasto repertorio de estos cuatro cantautores, vamos a comenzar nuestro programa con una de las primeras canciones “comprometidas” de la Violeta, “Porque los pobres no tienen,” escrita a principios de la década de los sesenta.  En esta canción, ella denuncia cómo la iglesia, en alianza con los terratenientes y empresarios de su país, les ofrece la salvación eterna a los pobres a cambio de que no ofendan a Dios por hacer revolución o siquiera organizarse en sindicato para hacerles demandas concretas a los poderosos aquí en la tierra.    La segunda canción de denuncia que escucharemos es del contraparte gringo de Violeta, Woody Guthrie, cuya vida en este mundo coincidió con la suya hasta que partieran los dos al cielo el mismo año de 1967.   En su tema “Lo tengo que saber” [I’ve got to know], Guthrie denuncia varias injusticias terrenales, enfocándose especialmente en las guerras lanzadas por los estados-nación en alianza con el gran capital, preguntando por qué le llevan tanta muerte a su gente en vez de la comida y ropa que necesitan.  Pese a que la letra de ambas canciones esté cantada en la voz que parece ser de una persona dulcemente ingenua, la denuncia que hacen es directa, sencilla y medular.    Como veremos a continuación, los repertorios de Víctor Jara y Phil Ochs, de la generación de los hijos de Violeta y Woody, también están repletos de canciones en las que la denuncia es uno de sus motivos fundamentales.

Ver letra de “Porque los pobres no tienen” y “Lo tengo que saber”

Cada uno de los cuatro cantautores, cuyos trabajos presentamos en esta obra, mostró un profundo interés por la explotación de las y los campesinos y obreros que labraban la tierra ajena y cosechaban sus frutos para luego ser apropiados y vendidos por los dueños de la tierra.    Víctor Jara y Phil Ochs escribieron canciones sobre campesinos, por ejemplo, “El arado” de Jara y “Bracero” de Ochs, y también sobre mineros, con “El minero” y “No Christmas in Kentucky” [No habrá navidad en Kentucky] de Ochs.   Lo mismo ocurre en los trabajos de Violeta Parra y su contraparte estadounidense Woody Guthrie.   Aquí examinamos las historias y escuchamos “Arriba quemando el sol” de Violeta aparejada con “Pastures of Plenty” [Pastos de abundancia] de Woody.   Aunque se escribieron en diferentes momentos históricos y sobre muy diferentes paisajes de diferentes partes del mundo, ambos temas marcaron un hito en el canto comprometido de sus respectivas lenguas y países, por su manera de retratar la relación entre la cosecha de los frutos de la tierra y la explotación de sus cosechadores por intereses particulares.   En “Arriba quemando el sol,” Parra nos retrata las infrahumanas condiciones de vida sufridas por las comunidades mineras esparcidas por el bellamente desértico paisaje de la pampa salitrera en el norte de Chile, mientras Woody Guthrie nos describe las precarias condiciones de vida de los labradores migrantes que aman “los pastos verdes de abundancia” del noroeste de su país y sueñan con que algún día las tierras que labran sean propias en vez de ajenas.   Estas dos canciones comparten otro detalle interesante en términos de cómo llegaron a escribirse.    En ambos casos su autor fue contratado por terceros para conocer la región en la que se sitúa su canción.   En el caso de Violeta, fue contratada en 1960 por un dueño de minas para ir a la pampa a investigar y rescatar el folclor de los mineros y sus familias.   Y en el caso de Woody, fue contratado en 1941 para escribir un ciclo de canciones sobre un proyecto público (léase “socialista”) del gobierno de Franklin Roosevelt que buscaba aprovechar los abundantes recursos hidráulicos del noroeste de Estados Unidos para proveer a sus habitantes la luz eléctrica que les mejorara su calidad de vida y aumentara sus oportunidades de empleo en la agricultura y la industria de la región.   Como notarán en las historias contadas en esta dupla de canciones, ninguno de los dos autores contó el tipo de historias que su patrocinador tenía en mente cuando lo contrató.

Ver letra de "Y arriba quemando el sol" y "Pastos de abundancia"

Hay hombres que luchan un día y son buenos.  Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.  Pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles.   Bertolt Brecht

Llega un momento en la vida de cualquier luchador social cuando siente la necesidad de declarar explícitamente cuáles son los principios que motivan y guían su participación en movimientos populares por crear un mundo más justo, libertario e igualitario.    La convicción que uno tiene de sus principios normalmente será puesta a prueba por circunstancias que enfrente en el camino, pues las luchas sociales pocas veces alcanzan sus objetivos en el corto plazo, sino solo después de muchas batallas perdidas. Es por eso que la cuestión del compromiso y la voluntad de perseverar ante la adversidad se vuelve tan crucial. En este tercer apartado de Canto unido, dirigimos nuestra atención hacia cómo los cantores comprometidos en Chile y en EEUU han expresado filosóficamente su compromiso con las luchas de su pueblo.  En los casos de Violeta Parra, Woody Guthrie, Víctor Jara y Phil Ochs, podemos observar cómo todos ellos han hablado en sus canciones de su convicción de que el triunfo en las luchas por la justicia no vendrá pronto, sino en el largo plazo, y cómo muchas veces han ofrecido ejemplos de perseverancia extraídos de sus vivencias personales con el pueblo.    Acabamos de escuchar un ejemplo de ello en la canción “Pastos de abundancia” de Woody Guthrie, en donde en una estrofa, el migrante que narra su historia dice “trabajaremos en esta lucha y pelearemos hasta ganar” y en otra dice que defenderá la tierra hasta con su vida, para que sus “pastos de abundancias sigan siendo libres.”  Vemos otro ejemplo ilustrativo en una de las últimas canciones de Víctor Jara, “Vientos del pueblo,” inspirada en unos versos del poeta español Miguel Hernández, en la que habla de su intención de seguir cantando en defensa de su pueblo aun cuando la muerte lo lleve, cosa que en efecto sucedió tras el golpe de estado de septiembre de 1973.   Aquí vamos a escuchar primero la canción de Violeta Parra, “Canto la diferencia”, en la que declara, “a la chillaneja,” su compromiso con la lucha de la gente más necesitada de su país.  Después de ésta, escucharemos “Estaré ahí” [I’ll Be There] de Phil Ochs, basada en una famosa escena de la novela Las uvas de la ira del premio nobel estadounidense John Steinbeck.     El protagonista de esta canción promete estar presente dondequiera explote “el azote de la opresión,” hasta que llegue el día en que su pueblo rompa sus cadenas, levante su cabeza y marche, puño en alto, hacia la victoria.

Ver letra de "Yo canto a la diferencia" y y “Estaré ahí”

La preocupación por los menospreciados y marginados de su sociedad y su momento histórico es algo que los cuatro cantautores incluidos en Canto unido tenían en común.  Además, cada uno escribió múltiples canciones que retrataron las vivencias de personas que luchaban por mantener su dignidad frente al desdén que muchas veces recibieron de parte de sus semejantes mejor situados en términos económicos, quienes disfrutaban de las ventajas psicosociales y materiales que conlleva el dinero.  Violeta Parra, por ejemplo, retrató el abandono vivido por el indígena chilote en “Según el favor del viento” y a una mujer pobre que lavaba su ropa sobre las piedras en el río en “La lavandera.”   Woody Guthrie, por su parte, escribió muchas canciones sobre las vidas de los más denigrados de la sociedad estadounidense durante la Gran Depresión.  Entre ellas se destacan “Dust Bowl Refugee” [Refugiado del Tazón de Polvo] y “I Ain’t Got No Home in This World Anymore” [Ya no tengo hogar en este mundo].   Víctor Jara y Phil Ochs también compusieron múltiples temas de esta naturaleza.  Aquí veremos y escucharemos dos.  De Jara, tenemos “Lo único que tengo,” sobre una mujer sin casa que buscaba asentarse en una de las poblaciones “callampas” que rodeaban Santiago en la década de los sesenta.  Y de Ochs, “There But for Fortune” [Solo el destino], que habla de la violencia psíquica y física sufrida por un prisionero, un vagabundo, un borracho y un país entero a manos de los petulantes y poderosos de su sociedad y del mundo entero.   Ambas canciones nos recuerdan que la suerte que corremos en la vida depende en gran medida de dónde y de quién nacimos y no tanto de nuestras supuestas virtudes y fallas como individuos.    

Ver letra de “Lo único que tengo” y “Solo el destino”

En la segunda mitad del siglo XX, los estudiantes universitarios llegaron a ser una de las principales fuerzas revolucionarias que lucharon a favor de la justicia social y los derechos humanos en muchos países, entre ellos Chile y EEUU.   Debido a su origen de clase y por el período histórico en que vivieron, ni Violeta Parra ni Woody Guthrie tuvieron la oportunidad de estudiar en la universidad.   No obstante, Violeta, a comienzos de la década de los sesenta, se había dado cuenta de la potencia política y social de los universitarios cuando se movilizaban, como se vio en Chile en la famosa “Batalla de Santiago” en 1957.   Además, su participación en varios festivales de juventudes internacionales sus subsecuentes estancias en Francia la familiarizaron con el potencial revolucionario de los estudiantes organizados.   Por otro lado, a raíz de la larga enfermedad que lo dejó totalmente inhabilitado para mediados de los cincuenta, Woody Guthrie no presenció el tremendo auge del activismo en los campus universitarios en la década de los sesenta.  Sin embargo, Woody se volvió una figura icónica para muchos estudiantes activistas, quienes se familiarizaron con su aporte a los movimientos por la justicia social a través de sus discípulos Bob Dylan, Joan Báez, Judy Collins, Tom Paxton y otros jóvenes cantores que llegaron a ser conocidos como “los hijos de Woody.”     De los cuatro artistas, cuyas canciones estamos explorando en esta obra, solo Víctor Jara logró completar sus estudios universitarios.  De hecho, Víctor se desempeñó como profesor universitario durante toda su carrera como cantautor, primero en la Universidad de Chile y posteriormente en la Universidad Técnica del Estado, donde ejercía en el momento del golpe de estado en 1973.   Participó directamente con sus estudiantes en las luchas por la reforma universitaria en Chile en 1967 y 1968.     Phil Ochs, a su vez, comenzó sus estudios en la facultad de periodismo de la Ohio State University, pero muy pronto los abandonó a favor de su carrera como cantautor.   Pese al abandono de sus propios estudios universitarios, Phil siguió estando muy vinculado al activismo estudiantil en pro de los derechos civiles, la libertad de expresión y en contra de la guerra en Vietnam, ofreciendo muchos recitales en universidades y participando en muchas manifestaciones y otras actividades organizadas por estudiantes.   En este apartado del programa vamos a escuchar primero un popurrí de las canciones “Me gustan los estudiantes” de Violeta Parra y “Móvil Oil Special” de Víctor Jara y luego la canción “I’m Gonna Say It Now” de Phil Ochs, titulada “Se lo voy a decir ya” en español y transformada en una ilustración sobre el movimiento estudiantil en Chile del año 2011.

Ver letra de “Me gustan los estudiantes/Móvil Oil Special” y “Se lo voy a decir ya”

 

 

Violeta Parra y Víctor Jara, tanto como sus contrapartes estadounidenses Woody Guthrie y Phil Ochs, se opusieron enérgicamente a las guerras imperialistas y nacionalistas de su época.   Los cuatro fueron conscientes del enorme costo humano de los conflictos bélicos e hicieron todo lo posible, a través de su arte y su activismo político, por oponerse a ellos.   Ninguno de los cuatro, sin embargo, fue pacifista en términos absolutos.   Todos apoyaron vigorosamente las guerras revolucionarias y anti-imperialistas en el llamado Tercer Mundo, hayan sido en África, América, o Asia.    Todos, por ejemplo, solidarizaron con la revolución cubana y apoyaron los esfuerzos del pueblo de Vietnam de expulsar—por la fuerza—a los invasores yanquis de su país. Aquí vamos a escuchar dos canciones, una de Víctor Jara y la otra de Phil Ochs, que fueron escritas en contra de la invasión y ocupación de Vietnam por las fuerzas militares de Estados Unidos.  La canción de Víctor, “El derecho de vivir en paz” data de 1969, cuando el también actor y director montó en Santiago la obra Viet Rock de la norteamericana Megan Terry.   Su mensaje fue explícitamente de solidaridad con el pueblo de Vietnam y con el poeta Ho Chi Minh, su líder político, filosófico y moral.  La canción de Phil, “Is There Anybody Here?” [¿Hay alguien aquí?], data de 1965. No habla explícitamente sobre Vietnam y la lucha de su pueblo.   En su lugar, les cuestiona a los reclutas militares estadounidenses su intención de matar a desconocidos en “una tierra lejana” a cambio de dinero, mostrando así una actitud mercenaria frente a las mentiras pronunciadas por los líderes de su país con respecto a las supuestas razones nobles y patrióticas que motivaban la guerra.  O sea, mientras en su canción Víctor Jara elogia, como chileno revolucionario, al pueblo de Vietnam por su lucha anti-imperialista, en la suya Phil Ochs acusa, de manera sarcástica, a los militares de su propio país de ser poco más que matones a sueldo, contratados para cometer crímenes de lesa humanidad.  

Ver letra de "El derecho de vivir en paz" y “¿Hay alguien aquí?”

Aunque hayamos reunido a estos cuatro grandes creadores por el compromiso social y político que tuvieron en común y que expresaron a través de su canto, es importante tener en cuenta también la plenitud de su existencia en tanto personas que, tal como cualquier otra, experimentaron dilemas existenciales al reflexionar sobre el rumbo de la vida y sobre las relaciones íntimas o cercanas.    Si bien Violeta Parra y Víctor Jara en Chile y Woody Guthrie y Phil Ochs en EEUU no soportaron las insípidas y azucaradas canciones románticas que predominaban en la música comercial grabada de su época, todos al mismo tiempo escribieron canciones sobre sus experiencias con el amor y también con la soledad en sus propias vidas.     En el caso de Guthrie, estas canciones no serían conocidas hasta décadas después de su muerte, pues muchas de las canciones que compuso hacia fines de los cuarenta y a principios de los cincuenta quedaron inéditas, existiendo solo como letras escritas en hojas sueltas de papel guardadas por su segunda esposa, Marjorie, en su casa en Nueva York.   En los casos de Parra, Ochs y Jara, sus canciones reflexivas sobre el amor en su vida y en  la de los demás fueron más allá de cuestiones románticas de pareja, explorando el tema del amor en términos más universales, como hizo la Violeta en su extraordinaria “Volver a los 17”: “El amor es torbellino/de pureza original/hasta el más feroz animal/ susurra su dulce trino/detiene al peregrino/libera a los prisioneros/solo el amor con sus esmeros/al viejo lo vuelve niño/y al malo solo el cariño/lo vuelve puro y sincero.”   Aquí vamos a escuchar dos canciones amorosamente reflexivas, “Deja la vida volar” de Víctor Jara y “Changes” [El cambio] de Phil Ochs.    Es interesante observar, al escuchar estas canciones, que Víctor desde el inicio de su carrera como cantautor, no tuvo reparo en escribir sobre el amor—de hecho, “Deja la vida volar” es una de las primeras canciones de su autoría—mientras Phil Ochs no llegó a escribir sobre el amor hasta bastante después de alcanzar la fama como cantante de “protesta.”  

Ver letra de "Deja la vida volar" y "El cambio"

Los luchadores por la justicia social han sido víctimas de la violenta represión de parte de los poderosos en toda la historia humana.   No sorprende, por lo mismo, que los cantores que hayan apoyado los movimientos organizados por tales luchadores conozcan directa o indirectamente a muchos de sus participantes y se enteren cuando uno cae como víctima de la represión.   Y las víctimas no hicieron falta ni en Chile ni en EEUU en los tiempos que vivieron Violeta Parra, Víctor Jara, Woody Guthrie y Phil Ochs.   En este apartado, examinamos y escuchamos dos canciones, una de Víctor Jara y la otra de Phil Ochs, que homenajean a dos personas caídas a manos de sus opresores, una guagua chilena muerta por carabineros y un líder afro estadounidense asesinado por un matón racista.   Estas canciones no fueron las únicas escritas por Jara y Ochs sobre los caídos en sus respectivos países y en el resto del mundo también.   Varias más se nos vienen a la mente, por ejemplo “Preguntas por Puerto Montt” de Víctor o “On Her Hand a Golden Ring” [En su mano un anillo de oro] de Phil.   Violeta y Woody también escribieron canciones a los caídos en su época.   En el caso de Violeta pensamos en “Qué dirá el santo padre” y el ajusticiamiento del comunista español Julián Grimaú y en el de Woody su canción “Hangknot, Slipknot” [nudo de ahorcamiento, nudo corredizo] sobre el linchamiento de los negros en el sur de EEUU o su serie de canciones sobre los mártires anarquistas Sacco y Vanzetti.  Pero aquí vamos a limitarnos a escuchar y reflexionar sobre solamente dos: “Herminda de la Victoria” de Víctor Jara y “Demasiados Mártires: La balada de Médgar Évers” [“Too Many Martyrs: The Ballad of Medgar Evers”] de Phil Ochs.

Ver letra de "Herminda de la Victoria" y "Demasiados mártires"

Los cuatro artistas, cuyos temas libertarios se interpretan en esta obra, han dejado un vasto repertorio de canciones que se prestan para cantar y escuchar en muchas situaciones de reflexión y lucha en la actualidad.   En este apartado, dirigimos la atención a dos canciones con las que sus autores nos comunican los motivos de su canto y lo que esperan dejar como legado a los futuros oyentes e intérpretes de sus canciones.    La primera canción que escucharemos es el “Manifiesto” de Víctor Jara, escrita poco antes del sangriento golpe de estado en Chile que puso fin a su vida en septiembre de 1973.   La segunda es “When I’m Gone” [Al irme], de Phil Ochs, escrita en la etapa más prolífica de su carrera a mediados de la década de los sesenta, cuando era todavía un joven veinteañero.  Aunque las canciones difieren la una de la otra en términos de las metáforas que emplean y otros elementos culturales y musicales representativos de sus respectivos contextos nacionales, ambas logran integrar las dimensiones íntimas individuales y públicas colectivas del drama existencial del ser humano consciente de su lugar en la sociedad y de la época histórica en la que vive.  Cada una de estas dos canciones ha llegado a ser considerada, póstumamente, como el testamento artístico de su compositor.  En el caso de Víctor Jara, parece que el autor estaba bastante consciente de esta posibilidad cuando la escribió.   En el caso de Phil Ochs, es poco probable que pensara, cuando la escribía, que “When I’m Gone” llegara a ser cantada, después de su muerte, como una especie de epitafio colectivo de una época activista.

Ver letra de "Manifiesto" y "Al irme"

Las y los chilenos de izquierda y sus pares en EEUU han sido conscientes desde hace mucho tiempo de cómo las divisiones de los pueblos en base a nacionalidades, razas, religiones, géneros y orientaciones sexuales suelen obstaculizar el avance de su agenda libertaria por la igualdad social y política.   De hecho, una de los principales motivos para presentar esta obra es enfatizar que los participantes en las luchas por crear un mundo más justo y menos cruel necesariamente tienen que aprender a trascender tales divisiones si algo quieren lograr.   Nunca ha sido fácil trascenderlas, pero tampoco podemos desistir del intento, pues si no, nuestro fracaso colectivo está garantizado.  Esta verdad la llevaban en sus huesos cada uno de los creadores, cuyos trabajos hemos examinado en esta obra.   Concluimos Canto unido: Un encuentro americano con tres canciones que constituyen un llamado a la unidad y a la solidaridad entre los pueblos.   La primera será reconocida inmediatamente por todas las chilenas y los chilenos en el auditorio: “Los pueblos americanos” de Violeta Parra, que escribió como respuesta a los gobiernos de Chile y de la Argentina que quisieron aprovechar una disputa fronteriza para distraer la atención de sus ciudadanos sobre los verdaderos problemas que debían atender.   La segunda no le será familiar a mucha gente que no es de EEUU.  Es la canción “Esta tierra es tuya” [“This Land Is Your Land”] de Woody Guthrie, que en años recientes ha sido adoptada como una canción de lucha por los inmigrantes de habla hispana en los Estados Unidos. La versión que cantaremos en español fue escrita por Juan Díez, un gestor cultural y músico mexicano que reside en Chicago, Illinois.   La tercera también será muy conocida por las y los chilenos: “El martillo,” la canción de los estadounidenses Lee Hays y Pete Seeger que fue adaptada al español por Víctor Jara e interpretada por él con los integrantes de Quilapayún en su disco Pongo en tus manos abiertas.   Lo que no sabrán son los múltiples y sorprendentes lazos que ligan este tema con los otros tres personajes destacados en nuestra obra.

Ver letra de "Los pueblos americanos," "Esta tierra es tuya" y "El martillo"